Lo Primero es lo Primero

Soy Contadora y Administradora de Empresas, pero puedo decir que los principios financieros y administrativos que practico no los adquirí todos de mis estudios o de mi experiencia, son resultado de la herencia de prácticas, en su mayoría empíricas, que me han dejado mis padres.

Yo le agradezco a Dios por el ejemplo que mis padres me han dado sobre cómo manejar la economía en el hogar. Esos principios también los
 he aplicado en mi práctica profesional con excelentes resultados.

Lo primero que aprendí de mi mamá fue la prioridad del Diezmo. Cada quincena mi mamá recibe su cheque y separa su Diezmo, pero lo que más me llama la atención es que siempre separa los billetes y las monedas más nuevas. Guarda cada billete nuevo que le llega a las manos para darlo como diezmo. Dar lo mejor para Dios, ha sido un principio que nunca he olvidado.

Nunca cuestioné por qué debíamos dar el Diezmo, sabía que es una obligación de todo hijo de Dios, mi mamá nos lo explicó con su ejemplo: si no damos a Dios el diezmo le estamos robando, porque el diezmo es de Él, desde luego Él no lo necesita pero es una manera de demostrar que dependemos de Dios y que confiamos en sus promesas pues $90.00 rinden más que $100.00 cuando están bendecidos por Él, de lo contrario $100.00 se te van de las manos como espuma.

Y ¿cómo negarlo? si mis padres han sido grandemente bendecidos en todos estos años. Definitivamente he sido testigo del cumplimiento de las promesas de prosperidad que Dios dejó a sus hijos si eran fieles a Él.

Pero no sólo eso, también vi como mi mamá aparta su Ofrenda de manera sistemática pero además siempre da dinero para proyectos especiales de la iglesia, nunca se queja por hacerlo, nunca cuestiona, siempre da. Es una gran satisfacción ver nuestra iglesia bien arreglada y acondicionada gracias a los demás miembros de iglesia, que como mi mamá, tienen como principio: la casa de Dios debe estás mejor que nuestra propia casa. Además mi mamá siempre tiene para dar para otros que lo necesitan.

Otro ejemplo de mis padres, es dar las Primicias. Cuando un árbol da sus primeros frutos, o un negocio sus primeras ganancias, siempre dan la primicia. Es una responsabilidad ante Dios por las bendiciones que nos regala.

Y algo en lo que nunca Dios les ha fallado a mi papás es el Fondo de Inversión, se trata de ser socios con Dios. En casa hay un árbol de aguacate que nunca daba fruto, entonces mis papás lo pusieron en fondo de inversión, todo el fruto que diera sería dado como ofrenda, así que para la siguiente cosecha el árbol dio fruto, algunos aguacates los vendieron, otros los regalaron y otros los comimos, pero mis papás sacaron el equivalente de la venta de los que se regalaron y comimos para dar la ofrenda pactada a Dios.

Mi papá después de muchos años ahora también participa de las bendiciones de ser fiel a Dios con lo que Él nos da gracias al fiel testimonio de mi mamá.

Estos testimonios de fidelidad han marcado mi vida y desde que recibí mi primer sueldo hasta hoy no he dudado de darle a Dios lo que le corresponde y aún más. He descubierto que entre más doy más recibo, y no tengo por qué sorprenderme si es una promesa de Dios.

Proverbios 3:9-10 dice: "Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo".

Yo misma he experimentado como Dios cumple sus promesas. Por unos años me tocó administrar un negocio que tenía muchas deudas y pocos ingresos, especialmente en cierta temporada del año no había suficientes ventas, había días que ninguna venta. Entonces decidimos comenzar a dar las primicias; cada día se separaría la primer venta, el ingreso bruto, sin descontar nada. Así lo hicimos, primero la venta era poca y nadie dudaba en separala, pero de pronto esa primera venta resultaba ser la venta más grande del día, las personas que trabajaban en el mostrador iban a mi oficina e indecisas me preguntaban qué hacer con ese dinero, yo les preguntaba ¿qué hacemos con la primer venta? ellas decían: la damos como primicia, bueno, es lo que debemos hacer. Así que la separábamos y luego iba yo y la dejaba en la tesorería de la Iglesia.

Fui testigo de cómo las ventas fueron aumentando y cómo había suficiente dinero para pagar los gastos del negocio, proveedores y sueldos. Debo aclarar que nunca hubo mucho dinero en la cuenta del banco, en realidad al inicio de la semana había casi nada, pero yo confiaba en las promesas de nuestro Dios y sabía que Él iba a proveer, así que al final de la semana se habían pagado todas las cuentas.

El negocio no era mío pero dentro de mis posibilidades pude demostrar que si damos a Dios lo que le corresponde, Él es fiel y justo para cumplir sus promesas.

Así que no olvides: Lo Primero es lo Primero.
Decídete a Darle a Dios lo Primero de tus Ingresos y Prepárate a ver Milagros
Feliz día.....

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