Un mundo sin Dios

La Sociedad actual vive una paradoja: por un lado el existencialismo sugiere que cada individuo es libre y totalmente responsable de sus actos, por lo que puede regirse por una ética individual apartado de cualquier sistema de creencias establecido. Por otro lado se tratan de enfatizar los valores universales para mejorar la condición moral de los individuos en una sociedad y la manera en como se relacionan.

No debe entonces de sorprendernos la confusión que existe, principalmente en los jóvenes.


Quienes tenemos más de 30 años de edad hemos sido testigos del cambio de valores que ha habido en nuestra sociedad en el transcurso de los últimos años.

Yo recuerdo el respeto que debíamos mostrar a nuestros mayores, ya fueran padres, abuelos, maestros,
visitas. El respeto al hablarles de "usted", dejarles la silla donde estábamos sentados, darle la palabra, saludarles respetuosamente, ayudarles a levantar o llevar cosas, etc. ni pensar en burlarnos de ellos, contestarles groseramente y menos gritarles. Nos enseñaron a respetarlos y a valorar sus consejos y su experiencia.

Los más jóvenes han vivido y están viviendo un mundo completamente diferente al nuestro, valores como respeto, tolerancia, honestidad, amor, temperancia, etc. se han ido degenerando hasta llegar casi a la extinción o ¿será que ahora tienen otro significado?

Durante mis tiempos de estudiante se evitaba hablar en público de aspectos espirituales o de valores ya que se consideraba que se estaba atentando contra la libertad de actuar y de pensar de las personas. Es curioso que ahora hasta los gobiernos hablan de la necesidad de enseñar e inculcar valores a los niños y jóvenes de nuestra sociedad e incluso piden a las iglesias que tomen esa responsabilidad.

La realidad es que ahora estamos viendo las consecuencias de una sociedad que un día decidió sacar a Dios de su vida.

Una sociedad que creyó mejor seguir sus propias reglas y leyes "morales" y que le dio la espalda a valores eternos, valores que rigen el universo.

Quiero compartir contigo un texto bíblico que me ha ayudado a entender la razón por la que Dios, en su infinita sabiduría y amor hacia nosotros, nos dejó una guía tan perfecta como son sus Mandamientos:

Deuteronomio 6:1-9
"Estos son los mandamientos, preceptos y normas que el Señor tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar en posesión, para que durante toda tu vida y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida. Escucha y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien...".
"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades".

¡Qué maravilloso! ¿No te parece?

Mi Dios nos dejó guías prácticas para nuestra convivencia diaria con Él y con nuestros semejantes:
  • Debemos amar a el Señor nuestro Dios por sobre todas las cosas y nuestros actos deben honrarlo
  • Y así poner en práctica sus mandamientos, preceptos y normas
  • Durante toda nuestra vida
  • Debemos enseñarlos e inculcarlos a nuestros hijos y nietos
  • Para vivir larga vida y que nos vaya bien
  • Debemos hablar de ellos en casa
  • Cuando vayamos por el camino
  • Al acostarnos
  • Al levantarnos
  • Debemos de practicarlos en el trabajo
  • Con nuestra manera de pensar, hablar y actuar
  • En nuestro hogar
  • Y en nuestra comunidad


¡Qué diferente sería nuestro mundo si le permitiéramos a Dios tomar el lugar que le corresponde en nuestras vidas!

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