Da una Sonrisa

¿Has observado a las personas que te rodean? ¿Has visto sus rostros? ¿Cuántas personas que te encuentras en la calle, en tu trabajo, en la tienda, en el banco o en cualquier otro lugar sonríen? Tú mismo ¿sonríes?
Para mí, una sonrisa significa más que una expresión facial, para mí, una sonrisa representa a Dios en mi vida.


Y es que no es fácil sonreír cuando estas apurado porque se te hace tarde o cuando hay tráfico; no es fácil sonreír cuando las cosas no están saliendo cómo quisieras en tu negocio, tu jefe te regaña o tus compañeros de trabajo te hacen la vida difícil; no es fácil sonreír cuando tienes problemas familiares, tus hijos te desobedecen y tu esposa o esposo no te comprende; no es fácil sonreír cuando hay enfermedad y la muerte parece cercana.

Porque la sonrisa es un reflejo de lo que hay en nuestro interior y no solamente de nuestro estado de ánimo. Cuando dentro de nosotros existen fe, confianza y amor, podemos reflejarlos a través de una sonrisa aún en los momentos más difíciles de nuestra vida.

Yo tengo una amiga que siempre sonríe y realmente es una gran inspiración para mí. Motivos de sobra tiene para estar afligida, sus dos hijitos de 8 y 6 años tienen una enfermedad degenerativa y están incapacitados en cama. Pero ella es una persona optimista y alegre, que aún en medio de la desgracia y la aflicción ella tiene una sonrisa y palabras de ánimo para quienes la rodean.

Una sonrisa es la expresión de un corazón alegre y agradecido, un corazón confiado, un corazón cuya fe en Dios adorna el rostro.

Pareciera increíble lo difícil que es para muchas personas el sonreír, incluso hasta es extraño o raro para algunos el aceptar una simple sonrisa. Estamos tan acostumbrados a la indiferencia que cuando recibimos un saludo y una sonrisa de un extraño hasta lo consideramos ofensivo y peligroso. Estamos perdiendo la sensibilidad y la empatía por los demás, estamos haciendo de nuestro mundo un mundo de caras largas e inexpresivas. Pero lo peor de todo es que hasta estamos perdiendo la capacidad de sonreír a nuestros propios amigos e incluso a nuestros hijos y a nuestro cónyuge.

¡Imagina qué diferente sería nuestro mundo si todos nos regaláramos una sonrisa!

Una sonrisa sincera puede cambiar el día de quien la da y de quien la recibe. Porque una sonrisa tiene el poder de transformar no sólo rostros sino también corazones.

Proverbios 15:13 dice así: “El corazón alegre hermosea el rostro; más por el dolor del corazón el espíritu se abate”

¿Cuántas veces has sonreído hoy?

Te invito a dar una sonrisa.

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