El Cristiano y las Deudas

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Recuerdo, cuando era pequeña, lo difícil que era obtener un crédito. Mis padres ahorraban todo el tiempo para poder adquirir los bienes que necesitaban. Recuerdo que para comprar un carro sacaron todos sus ahorros del banco y fueron con el dinero en la mano a comprarlo. También recuerdo que cuando sacaron su primer crédito tuvieron que cumplir un sin fin de requisitos y conseguir un fiador o aval que ya tuviera referencias de créditos anteriores.

Ahora las cosas son completamente distintas, los créditos se ofertan casi a cualquier persona y es fácil obtener una tarjeta de crédito bancaria así como créditos en muchas tiendas.


Sin duda ahora es más fácil comprar las cosas que necesitamos pues si no tenemos el dinero tenemos el crédito.

Pero, ¿qué significa la palabra "crédito"? La palabra crédito viene del latín "creditum" (sustantivación del verbo credere: creer), que significa "cosa confiada". Así "crédito" en su origen significa entre otras cosas, confiar o tener confianza.

Cuando se nos ofrece un crédito el acreedor ha confiado en nosotros que le pagaremos la deuda que hemos adquirido.

Entonces más que una transacción financiera o un contrato es un acto de confianza.

Por eso debemos ser cuidadosos al adquirir un crédito y debemos tomar en cuenta lo siguiente:

  • Un crédito es un préstamos que se me hace, no es mi dinero.
  • No debo adquirir un crédito mayor al que puedo pagar (Se aconseja no mayor al 38% del ingreso neto para vivienda, 15% para automóvil y 5% en otros créditos).
  • Es mi obligación pagar ese crédito con todo y sus costos (intereses, plazos).
  • Antes de pedir un crédito debo prever si cuento con la solvencia para pagarlo. (Puedo no tener liquidez, es decir el dinero efectivo, pero sí algún bien que en un momento dado pueda usarlo para salir de la deuda)
  • Debo ahorrar el dinero necesario para cumplir con el pago.
  • Debo ser puntual en los pagos.
  • No debo dejar de pagar las mensualidades ya que se acumularán los intereses correspondientes a la deuda.
  • Y sobre todo: no dejar de cumplir con mis diezmos y ofrendas.
Es triste ver que muchos cristianos caen en la trampa de los créditos y las promociones de meses sin intereses y después no pueden pagar.

Es triste ver cómo se esconden de sus acreedores, mienten, se enojan y dan un mal testimonio con su comportamiento.

"El mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que profesan ser cristianos de acuerdo con la Biblia. Por la indiferencia de un hombre en cuanto a pagar sus justas deudas, todos nuestros hermanos están en peligro de ser considerados como deshonestos". White, ElenaEl Hogar Cristiano, p.359

Nosotros como cristianos debemos ser personas dignas de confianza y cumplir fielmente con nuestras obligaciones. "Que vuestro sí sea sí, y vuestro no, sea no; para que no caigáis en condenación" Santiago 5:12

Por eso, antes de adquirir un crédito pregúntate: ¿Podré cumplir con esa obligación?

Y si ya tienes créditos: ¿Qué testimonio estás dando a tus acreedores de la fe que profesas? ¿Qué ejemplo estás dándole a tus hijos?

"No tengas deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros". 
Romanos 13:8

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