Yo te pediré cuentas....de su muerte


Hoy abrí mi Biblia esperando poder compartir algo en este blog y buscando algunos pasajes encontré el que a continuación escribo. Debo decirte que aunque ya lo había leído anteriormente y hasta lo tenía subrayado, esta vez al leerlo me impactó.

Esta vez comprendí la gran responsabilidad que como cristiana tengo no sólo hacia mi familia y amigos, sino que Dios mismo me está haciendo responsable por todos aquellos que ni siquiera quieren saber de Él.

<< El Señor me dijo lo siguiente:
"Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel.
Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte al malvado: "Estas condenado a muerte".


Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo,
ese malvado morirá por causa de sus propio pecado,
pero Yo te pediré cuentas de su muerte.


En cambio, si tú se lo adviertes, y él no se arrepiente de su maldad
ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado,
pero tú habrás salvado tu vida.">>


Ezequiel 3:17-19

¡Qué gran responsabilidad! ¡Qué gran desafío!

Siempre supe que debo compartir mi fe con otras personas, con aquellas que están a mi alrededor, con quienes se interesan en conocer del amor de Dios y están dispuestas a escuchar Su Palabra. Pero, ¿a los malvados?

Entonces me pregunté ¿quién es una persona malvada? Otras versiones de la Biblia traducen esta palabra como impío que describe a una persona incrédula, irreligiosa, despiadada, cruel, irrespetuoso con la religión.

A ese tipo de personas se está refiriendo Dios en este texto escrito por el Profeta Ezequiel y de los cuales dice claramente: Están condenadas a muerte.

Pero, Dios me está haciendo responsable de esa muerte si yo antes no les advierto, no les hablo, no les hago ver su mala conducta, si no les insisto a arrepentirse.

Si después de haberlo hecho esas personas siguen en sus malos caminos, entonces y sólo entonces, yo no tendré culpa de su muerte.

¡Qué importante es que yo entienda esto! porque se trata de la muerte eterna de una persona.

Ya no puedo justificarme diciendo: "Allá él y su vida", "es su problema", "allá él y su conciencia", "no me corresponde", "es trabajo del Espíritu Santo", etc.

Sí, yo soy responsable, Dios mismo me lo está diciendo:

"Hija, a ti te he puesto como centinela del pueblo donde vives. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte al malvado".

Además me está indicando claramente: "cuando oigas mi palabra", eso quiere decir que cada vez que leo mi Biblia, mi lección y escucho un sermón o una reflexión, es mi responsabilidad hablar de esto a los malvados, a los impíos. Y lo más importante, Dios dice: "adviértele de mi parte". No voy a decirles lo que yo quiero o de acuerdo a lo que yo creo, sino lo que Dios les advierte. Por lo tanto ellos no estarán rechazándome a mí sino a Dios mismo.

Te preguntarás, al igual que yo ¿cómo puedo hablarle a los malvados? desde luego no podemos poner en riesgo nuestras vidas, eso es presunción, pero estoy segura que en cualquier lugar y en nuestra vida diaria  encontramos personas que no hacen la voluntad de Dios, personas que en sus corazones hay maldad, perversión, infamia, aunque a simple vista no lo percibamos.

Por eso es necesario que donde estemos, con quienes hablemos, ya sea en la calle, el trabajo, la escuela, la colonia, en el teléfono, en cualquier lugar y momento, nuestras palabras y acciones hablen de Dios a los demás, que propiciemos el momento para hablarles de Dios y de su amor y perdón. No sé, tal vez esa palabra llegue al corazón de una persona que en un momento decisivo de su vida lo haga volverse de sus malos caminos.

Mi mamá es para mi un ejemplo de esto que estoy diciendo, ella siempre encuentra el momento de hablarles de Dios a las personas y ha habido ocasiones cuando personas delante de ella se han burlado o han expresado su falta de interés o su incredulidad sobre la existencia de Dios y mi madre comienza a darles un estudio rápido de la Biblia sin importar si está en una tienda, en la sala de espera de una oficina o en la calle. Además ella siempre lleva revistas cristianas para compartir con las personas que se encuentra en los lugares donde va.

Hoy Dios te dice a ti también, como a mí:

"A ti __________ te he puesto como centinela del pueblo de __________. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte al malvado: Estás condenado a muerte"


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