Juventud Divino Tesoro
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Tal como lo dice este lindo poema de Rubén Darío, la juventud es un “divino tesoro” tan efímero que cuando lo tenemos no lo apreciamos y cuando lo apreciamos ya no lo tenemos.
La juventud se caracteriza por la energía, el vigor y la frescura; es una etapa entre los 15 y 24 años en la que se construye la identidad de la persona pues se define a nivel efectivo, sexual, social, intelectual y físico. Es la etapa en donde se van conformando los valores personales que formarán el carácter.
La juventud es realmente una etapa trascendental en el ser humano y de gran importancia para nuestra sociedad por lo que en 1999 la Organización de las Naciones Unidas declaró el 12 de Agosto como Día Internacional de la Juventud.
Es aquí cuando toma gran importancia un conocido Proverbio: “Instruye al niño en el camino que debe andar; y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6
¿Qué estamos enseñando a nuestros niños hoy? ¿Qué jóvenes tendremos mañana?
La familia es el fundamento de la sociedad, es la primer escuela del niño, por lo que los padres y las madres deben comprender su responsabilidad. Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para el mundo que les tocará vivir.
Nunca deberíamos olvidar que nuestros hijos son un legado de Dios y que es nuestra responsabilidad educarlos y guiarlos para que formen parte de la familia celestial. Debemos educarlos en el temor y amor de Dios porque “el temor de Dios es el principio de la sabiduría”. Esperemos un día poder decir “He aquí, yo y los hijos que me dio el SEÑOR”.
Es por eso que uno de los objetivos de la ONU al establecer el Día Internacional de la Juventud, es el de reforzar las familias.
Desgraciadamente muchos padres se han vuelto más proveedores que educadores, en las familias ha predominado el libertinaje en lugar de la disciplina y el materialismo es de más valor que el amor.
Es de suma importancia dar a nuestros hijos lecciones de:
- obediencia
- dominio propio
- respeto
- reverencia
- manejo adecuado de los bienes
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- salud
- limpieza y orden
- responsabilidad y pureza.
- ser útiles y laboriosos
- diligencia
- perseverancia
- abnegación
- generosidad
- previsión
- economía y ahorro.
- sencillez
- cortesía
- reserva
- alegría
- agradecimiento
- veracidad
- honradez e integridad
- confianza propia
- honor.
No olvidemos que el carácter, no la juventud, es el único tesoro que perdura más allá de este mundo.
¿Qué clase de jóvenes estamos heredando al mundo? ¿Qué adultos serán los que dirijan nuestras sociedad?
"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos".
La educación, White.
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