Un mundo Extremo

Hay una palabra que se ha puesto de moda, vivimos en un mundo EXTREMO. Deportes extremos, aventuras extremas, juegos extremos, trabajos extremos; donde las personas están experimentando la adrenalina al máximo y son capaces de sentir libertad y poder, autosuficiencia y control.


A mi me gustan las experiencias extremas, sí, pero no exactamente las
 que acabo de mencionar y tanto el propósito como el resultado tampoco son ésos.


Me gustan las experiencias en las que siento que no tengo el control, que no hay solución y que no puedo salir de ellas por mí misma. Esas si son extremas, ¿no?


Esos momentos son muy especiales para mí porque dejo mi vida en las manos de Dios, reconozco que no puedo hacer nada por mí misma y que no me queda más que confiar en Él.

Es difícil para el ser humano dejar de preocuparse por las cosas que no puede cambiar, la naturaleza humana quiere tener todo bajo control y sentir que tiene el poder sobre su vida y las situaciones que se presentan. Pero cuando llegas al extremo de reconocer que no puedes hacer nada, es cuando abres la puerta a la solución.


¿Qué pasa cuando tienes un problema económico? Por ejemplo, no tienes dinero para pagar los gastos del mes, la tarjeta de crédito, etc. y ¡apenas te acaban de pagar! Me ha pasado, por eso te lo digo. He experimentado la desesperación de ver que no voy a poder cumplir con los pagos, el cheque es muy poco. Sé que no puedo hacer nada, no tendré más entradas para cubrir los gastos. Comienzo a dudar, ¿será que puedo acudir a Dios? pero si fue mi culpa, gasté de más, no administré bien el dinero que de entrada no es mío sino de Él. Primeramente separo el diezmo y las ofrendas, y queda muy poco, demasiado poco. De pronto se me viene un pensamiento, tal vez no dé las ofrendas...

Es entonces cuando experimento la FE EXTREMA y dejo todos mis problemas en manos de Dios, después de todo Él ha prometido que nada nos faltará...y sucede...sí sucede el milagro. Dios cumple su promesa, termina el mes, pagué mis deudas y además NADA me faltó. ¡Mi Dios es fiel en cumplir sus promesas!

Esta experiencia la he tenido cada mes, si bien trato de administrar mi dinero, después de separar diezmos, ofrendas, ahorros y pagos, no es mucho lo que queda. Pero nunca nos ha faltado lo necesario y un poco más.

Lo más maravilloso es que éste mismo principio de Fe Extrema, me ha ayudado a sobrellevar otras situaciones difíciles de la vida. Cuando me desanimo y no encuentro la solución, recuerdo que no tengo por qué preocuparme pues si el Señor hace milagros con el dinero, ¡cómo no lo hará con cualquier otro problema!

Vive todos los días experiencias extremas.....experimenta la FE EXTREMA....

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