Educando para la vida


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En el mes de mayo se celebran en México dos fechas muy importantes: el 10 de mayo, día de las madres y el 15 de mayo, día del maestro. Ambos festejos están llenos de emotivos testimonios sobre la influencia que ambas figuras han tenido en la vida de cada persona.

¡Qué privilegio y qué responsabilidad la de educar para la vida a los niños y niñas que son parte de las generaciones venideras! Las madres y los maestros son quienes establecen en los primeros años de vida de los niños los valores que les servirán de base para las acciones que realizarán durante toda su vida.

En la sociedad actual en la que los niños pasan la mayor parte de sus vidas en guarderías y escuelas, las madres van perdiendo poco a poco el sentido de responsabilidad sobre la educación de sus hijos y dejan esa tarea a los maestros o educadores quienes muchas veces tampoco comprenden la gran influencia de la que son responsables.

Es apremiante que volvamos a reconocer los siguientes aspectos tan importantes en la trascendental tarea de educar para la vida:

1. Reconocer la verdadera educación.
    La verdadera educación no se limita a seguir un curso de estudios, va más allá y es más abarcante. Incluye el desarrollo armonioso de todas las facultades físicas, mentales y espirituales. Es enseñar a amar a Dios y preparar para cumplir los deberes de la vida basándose en valores eternos y universales.

2. La educación comienza en el hogar.
    Es en el hogar donde empieza la educación del niño. Allí está su primera escuela. Sus padres son sus primeros maestros de los cuales los niños aprenderán lecciones que lo guiarán a través de la vida. El respeto, la obediencia, la reverencia, el dominio propio son las primeras lecciones que todo niño debe aprender en su hogar. La influencia que el niño recibe en el hogar determinará el camino que elegirá ya sea para bien o para mal.

3. La madre moldea el carácter del niño.
    La madre es el primer maestro del niño ya que es ella la mayor influencia de educación que el niño recibe durante el periodo de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo. La madre tiene la gran oportunidad de amoldar el carácter de sus hijos para bien o para mal y debería de apreciar el valor de esa oportunidad.

4. La educación en el hogar precede a la recibida en la escuela.
    Muchos padres no reconocen la gran responsabilidad que tienen de formar a sus hijos en sus primeros años de desarrollo y dejan esa tarea a los maestros. Pero la verdad es que la obra de los padres precede a la del maestro y es en el hogar donde se debe dar instrucción a los niños para prepararlos antes que entren a la escuela.

5. Los maestros influyen en la mente y el carácter de cada alumno.
    Después del hogar, los maestros son quienes tienen mayor influencia en la mente y el carácter de los niños y su labor va más allá de solo impartir conocimiento de los libros. Los maestros comprometidos con esta labor deben poseer un carácter bien equilibrado, con valores y hábitos que sean un ejemplo a sus alumnos tanto en el ser como en el proceder ya que siempre serán un modelo para sus alumnos.

Hoy siguen siendo tan ciertas e inspiradoras las siguientes palabras:

“Instruye al niño en el camino que debe andar, Y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6

Todo nuestro reconocimiento a cada madre y cada maestro comprometido con la labor más sublime: educar para la vida.

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